Hoy en Paula Vega Fisioterapia hemos tenido el placer de contar con un auténtico profesional del mindfulness para hablarnos del tema: Álvaro Sepúlveda, Docente Experto Universitario en Mindfulness en contextos educativos.
Mindfulness es la capacidad para dirigir la atención a las experiencias actuales de una manera receptiva, de forma que tengamos la oportunidad de regular nuestros estados ante ellas. Esta habilidad puede entrenarse de diferentes maneras, ya sea realizando una sesión de meditación diaria o siendo más conscientes de nuestras actividades cotidianas.
La atención plena en el dia a dia.
Mientras nos damos una ducha, comemos o volvemos caminando a casa del trabajo, solemos estar inmersos en nuestros pensamientos. Este hábito automático nos hace menos conscientes de lo que estamos haciendo y puede llevarnos a pensar en preocupaciones del futuro o del pasado que influyen en nuestro estado de ánimo.
La práctica informal de Mindfulness consiste en llevar nuestra atención a lo que estamos haciendo y observar lo que ocurre dentro y fuera de nosotros.
Disminuir el diálogo interno y percibir nuestro estado durante una actividad nos ayuda a permanecer serenos y conscientes de nuestra experiencia, viviéndola con más plenitud. Además, nos hace menos reactivos a las emociones y sensaciones desagradables, ya que podemos gestionarlas en el momento en el que se producen en vez de dejar que nos saturen sin que nos demos cuenta.
La meditación
La meditación es fundamental en mindfulness, ya que fortalece nuestra atención para que luego seamos capaces de utilizarla en nuestro beneficio durante el resto del día. Meditar es una práctica introspectiva que requiere de tiempo y esfuerzo para prosperar pero, siguiendo unos consejos básicos, es accesible para todo el mundo.
Conviene comenzar con sesiones, breves e ir aumentando la duración de forma progresiva. Algunas personas meditan media hora diaria otra solo pueden hacerlo durante un cuarto de hora, pero la primera semana puede ser suficiente con hacerlo durante 5 minutos. Del mismo modo, es recomendable meditar todos los días a la misma hora para facilitar la adquisición del hábito. En cuanto al lugar, lo mejor es elegir un sitio tranquilo y ordenado en el que podamos disfrutar de un momento para nosotros sin interrupciones.
La postura también es algo a tener en cuenta, podemos sentarnos en la posición del loto, en un taburete ergonómico, en una silla o tumbarnos en nuestra yoga mat, lo importante es que nos sintamos cómodos. En una posición u otra la espalda debe estar recta y el cuerpo relajado. Una vez que hemos tenido en cuenta, estas consideraciones podemos empezar con nuestra práctica.
Existen multitud de técnicas de meditación, de las cuales la concentración en la respiración es la más extendida. Este método consiste en observar las sensaciones producidas al inhalar y al exhalar. La respiración, aunque abdominal, debe tener un ritmo natural, ya que se trata de sentirla, no de controlarla ni de pensar en ella.
No obstante, durante la meditación surgen reflexiones espontáneamente. Cada vez que tenemos un pensamiento lo observamos sin prejuicios y lo dejamos ir, devolviendo amablemente el foco de la atención a nuestra respiración. A medida que realizamos esta operación una y otra vez nuestro diálogo interno va disminuyendo poco a poco. Meditar no consiste en dejar la mente en blanco, sino en ser conscientes de nuestros pensamientos para poder soltarlos.
La meditación puede resultar algo compleja a los principiantes pero, como todo, mejora con la práctica. Para profundizar en este y otros aspectos de la atención plena siempre es posible realizar un curso de mindfulness en el que un instructor nos ofrezca información detallada y nos guíe en nuestro aprendizaje.
Álvaro Sepúlveda
Docente Experto Universitario en Mindfulness en contextos educativos.
Creador del programa: