Si sufres dolor crónico, entiendes lo debilitante y agotador que puede llegar a ser. No solo dificulta a la hora de realizar algunas tareas cotidianas o trabajos que requieren más esfuerzo, también pueden impedir que disfrutes de eventos e incluso puede que haya momentos en los que sientas desesperación y gran necesidad por encontrar algo de alivio hacia ese dolor.
Si esto te suena, respira hondo, ¡tenemos buenas noticias! Se ha demostrado que hay opciones de tratamiento, como la terapia de neuroestimulación, que ayudan a controlar el dolor y a mejorar por tanto la calidad de vida de los pacientes.
¿Qué es el dolor crónico?
El dolor crónico es un dolor que persiste durante más de 12 semanas. Aunque la fuente original del dolor puede ser conocida, como un esguince o una lesión, a veces el cuerpo no apaga los mensajes de dolor al cerebro incluso cuando la fuente original ha desaparecido. En un caso como éste, se puede diagnosticar dolor neuropático.
La Asociación Americana del Dolor Crónico define el dolor neuropático como un estado de dolor crónico complejo, resultado de un mal funcionamiento del sistema nervioso tras una lesión o enfermedad.
Debido a su complejidad, el dolor neuropático es difícil de tratar y a menudo no responde bien a los analgésicos habituales. El dolor es una experiencia individual, por lo que lo que funciona para una persona puede no funcionar para otra, por tanto, puede ser complicado diagnosticar la causa de dolor de cada persona. Por este motivo es importante colaborar estrechamente con un especialista para identificar la dolencia y encontrar el tratamiento o la combinación de tratamientos que mejor funcionen a nivel individual.
¿Cómo puede ayudar la neuroestimulación?
La neuroestimulación altera las señales de dolor que llegan al cerebro. Es un tratamiento del dolor que estimula eléctricamente la médula espinal, el ganglio de la raíz dorsal (conjunto de células nerviosas de la raíz dorsal de la médula espinal) y el cerebro. Mediante un neuroestimulador, este tratamiento pretende reducir la percepción que el usuario experimenta de ciertos tipos de dolor dentro del cuerpo.
La terapia de neuroestimulación del GRD consiste en la administración de impulsos eléctricos de baja intensidad a los ganglios de la raíz dorsal de una o más (hasta cuatro) raíces espinales seleccionadas, que constituyen el nexo entre los nervios que recorren el cuerpo y el sistema nervioso central. Ayuda a los pacientes a controlar el dolor crónico de difícil tratamiento limitado a las extremidades inferiores en pacientes con Síndrome de Dolor Regional Complejo (SDRC). También puede proporcionar un alivio profundo a quienes sufren dolor tras una hernia, una prótesis de rodilla y una amputación.
La estimulación de la médula espinal (EME) se lleva utilizando desde hace más de 40 años. Ayuda a controlar el dolor crónico de brazos, piernas y espalda provocado por una operación fallida de espalda o una lesión nerviosa. Con la EME, un pequeño dispositivo implantado utiliza estimulación eléctrica para cambiar las señales de dolor y la percepción del dolor en el cuerpo.
¿Puede ser buena la neuroestimulación para mí?
Lo mejor es consultarlo siempre con un especialista para determinar si la neuroestimulación es una buena opción. Si se diagnostica un dolor neuropático crónico y se han probado otras formas de alivio del dolor sin éxito, la terapia de neuroestimulación puede ser la respuesta.
Si sospechas tener dolor neuropático y el tratamiento actual del dolor no está funcionando, lo mejor es consultar con un especialista para ver si la neuroestimulación puede ayudar.
Mi recomendación es que no dejes que el dolor crónico te domine: te mereces vivir lo mejor posible y en Paula Vega Fisioterapia queremos ayudarte a conseguirlo.